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Familia y Empresa: mismos valores en juego?

“Las Familias Empresarias deben transmitir a las nuevas generaciones sus valores humanos conjuntamente con los valores que cimientan su proyecto como Empresa Familiar”


En la definición de la Empresa Familiar necesariamente se encuentran involucradas dos instituciones, que interactúan entre sí, pero son independientes y como tales, están provistas de valores y características propias:

-Familia

-Empresa


En el seno de la Familia sus miembros buscan un lugar de acogimiento personal, en el que todos ellos puedan sentirse felices. Pretenden encontrar en el núcleo familiar contención afectiva, y protección. En ella prima la afectividad por sobre todos los valores. Es decir, la Familia aspira a mantener la armonía y a educar a sus miembros.


En tanto en el seno de la Empresa prevalece la racionalidad y la diferenciación de sus miembros en diferentes planos según sus aportes. Es decir, la Empresa aspira a la obtención de beneficios, la formación de profesionales que la dirijan y la gestionen y a desarrollar sus habilidades.


Desde ya ello no significa que necesariamente algunos aspectos más salientes excluyan otros o bien que los límites entre unos y otros sean absolutos. Por lo general, dichos límites son relativos y pueden ir mutando con el paso del tiempo.

Pero sin duda alrededor de la Familia giran fundamentalmente aspectos de importante carga emotiva, en tanto que en torno de la Empresa Familiar, si bien esos aspectos no son ajenos, ciertamente deben convivir con otros más racionales.


Ello así, si no se logra objetivar y organizar las relaciones entre Familia y Empresa, surgen naturales conflictos y dificultades.


En las Familias Empresarias, en la medida en que se van incorporando nuevos miembros, por nacimientos de hijos, nietos, matrimonios, uniones convivenciales, etc coexisten dos fuerzas opuestas por naturaleza: por un lado, la necesidad de permanecer unidos (ello, como valor fundamental de la Familia) y por el otro, la existencia de una multiplicidad de individuos, con diferentes posiciones respecto de la Empresa Familiar y con intereses y necesidades no siempre coincidentes.


Por esa razón, cuando se trata de Familias Empresarias, a la transmisión de valores humanos, se deben sumar mecanismos que permitan transmitir los valores empresariales en los que se cimienta el proyecto de la Empresa Familiar.


Ello, porque la Familia Empresaria tiene por delante la compleja tarea de amalgamar dos instituciones, dos proyectos, dos caminos recorridos, que si bien están íntimamente ligados entre sí, se diferencian en sus intereses y finalidades.


La falta de claridad en este aspecto es un riesgo muy común, un error que frecuentemente pone en riesgo la salud de ambas instituciones.

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