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EVOLUCIÓN DE LOS CICLOS DE LA EMPRESA FAMILIAR. PLANIFICACIÓN SUCESORIA

"Los ciclos de la Empresa y los ciclos de la Familia son irremediablemente inseparables"


Los ciclos de la vida sin duda se replican en los ciclos de empresa.


a) Primer ciclo: CONSTITUTIVO: Generalmente detrás de la etapa fundacional de una empresa hay un adulto incipiente, tratando de constituirla mientras empieza también a constituir su propia familia. Nacen los hijos y con ellos la escolaridad y, entre tanto, la empresa en sus “primeros pasos” va dando sus primeros resultados.


b) Segundo ciclo: CRECIMIENTO: Los hijos atraviesan la adolescencia y buscan cierta independencia, en tanto la empresa se va consolidando con un posicionamiento concreto en el mercado. Son tiempos de mucha evaluación y evolución en la Familia y en la Empresa, que requieren mayor compromiso y suficiente solidez.


c) Tercer ciclo: CONSOLIDACION Y RETIRO: El tiempo sigue transcurriendo, la empresa se consolida y se expande. El socio fundador se acerca a su edad madura y los hijos se independizan completamente, comenzando su propio ciclo de vida. En ambos casos, se impone una nueva necesidad: la de la planificación sucesoria.


No es una etapa sencilla, ya que coexiste con toda esa actividad, trabajo, ruido cotidiano, avance tecnológico, nueva normativa. Sin embargo es momento de recoger frutos, de disfrutar de todo lo sembrado hasta ese entonces y de planificar de la mejor manera el futuro propio y el de la empresa.


Planificar: “Elaborar o establecer un plan conforme al que se ha de desarrollar una actividad”.

La falsa ilusión de continuidad que muchas veces sostienen los fundadores de una empresa, les impide ver que aferrarse a un lugar estanco o a viejas costumbres es prácticamente arrastrar a la empresa a su estrepitosa caída.


En esa visión cerrada, omiten la verdadera fortaleza de la que gozan. La posibilidad de PLANIFICAR SU RETIRO, en manos de quien consideren la persona idónea, del modo en que lo determinen y en el momento en que lo sientan posible.


No hay mayor garantía de perpetuidad que la PLANIFICACIÓN SUCESORIA para eternizar aquel sueño que los motivó a fundar la empresa. Lo contrario es dejar en manos del azar o del destino el futuro de ese “hijo” que uno vio crecer.

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